martes, 18 de marzo de 2014

Toledo no es ciudad para bicis (II)




Toledo no es ciudad para bicis (II)

La vuelta se presentaba complicada como ya habíamos supuesto el día anterior. Por la mañana antes de partir tuvimos que hacer una parada en una farmacia para comprar crema solar ya que el día anterior Tito y sobre todo Antonio se habían quemado. Estamos en Marzo pero ¡cómo calienta el Sol!
Tras esta precaución algo tardía emprendimos el regreso a casa.

El camino de tierra hasta Bargas resultó tan divertido como la ida, hasta que se produjo otro “incidente” esta vez a mí. La caída fue muy tonta y las consecuencias casi inexistentes, lo que más rabia me dio fue que se me rompieron ligeramente las mayas que apenas tenían un par de semanas. 

Los primeros kilómetros por carreteras eran fáciles, está vez Bargas tocaba cuesta abajo. La primera subida se encontraba antes de llegar a Yunclillos y como no hay tres sin cuatro, volví a pinchar. Sí otra vez, no gano para parches y cámaras de repuesto. Este percance nos retrasó considerablemente. Tito y Antonio nos esperaban ya en Yunclillos porque en las subidas es imposible no separarse. Y José y yo que no somos muy duchos en estos menesteres nos demoramos más de lo debido en el cambio de cámara.

Este parón justo antes de la zona con mayor desnivel, nos enfrió haciendo ese tramo más duro y  nos desanimamos un poco. Pero pronto recuperamos las energías cuando paramos a comer y comprobamos que ya habíamos recorrido más de la mitad del trayecto de vuelta. El último tramo fue más llevadero, aunque el tráfico aumentaba y eso siempre incomoda un poco. 

Es cierto que aun debemos seguir entrenando para aguantar varios días seguidos en bici. Pero los objetivos fueron superados ampliamente. Ida y vuelta a Toledo en dos días y un fin de semana muy divertido y en buena compañía. Santiago nos espera.

 Selfie en Toledo

Posdata: He escrito estos dos post con un dedo dormido.               

Dificultad: 3.6 sobre 5 

domingo, 16 de marzo de 2014

Toledo no es ciudad para bicis (I)



Toledo no es ciudad para bicis (I)

Comenzamos nuestra expedición a Toledo desde Humanes el sábado 8 de marzo sobre las 9:30. Partíamos ilusionados aunque con una baja, Miguel no nos acompañaba en este viaje. El objetivo: probar nuestras fuerzas y pasar un fin de semana divertido. No os haré esperar, cumplimos ambos.

La ida fue bastante relajada, hecho que nos empezó a preocupar para la vuelta del día siguiente. La mayor parte de la carretera eran falsos llanos con tendencia de descenso y grandes bajadas donde Tito llegó a alcanzar los 67 km/h y los 57 un servidor. Casi nos alegrábamos cuando encontrábamos una subida ya que significaba que a la vuelta no todo serían repechos y cuestas arriba. Una vez entramos en la provincia de Toledo la afluencia de coches bajó considerablemente. De hecho en ocasiones éramos los dueños de la carretera.

Pero no toda la ida iba a resultar tan agradable, ¿verdad José? Antes de la famosa y temida cuesta de Bargas, José sufrió un “incidente” en carretera. Siento dejar esta historia sin conclusión pero José dijo que no se lo contaría a nadie y yo no desvelaré tal secreto. Superado el accidente, digo “incidente” nos dirigimos hacia la subida de Bargas. Era lo más esperado del camino de ida ya que Tito y Miguel nos habían advertido sobre ella (vean Km de Bicicleta II)


 
 

La cuesta no defraudó pero teníamos energías, además de los ánimos de otros compañeros ciclistas que me animaban al adelantarme.  Desde este pueblo castellano hasta Toledo la ruta la hicimos por un camino de tierra bastante divertido con subidas y bajadas. La emoción en este tramo nos pudo en un descenso y nos equivocamos de camino introduciéndonos en un coto de caza. La vuelta al sendero correcto tuvimos que hacerla andando por una cuesta llena de bellotas que dificultaban la breve caminata. De hecho comentamos que fue más cansado ese tramo a pie tirando de la bici que otras muchas cuestas sobre ella.

Pero por fin estábamos en Toledo. En poco más de tres horas habíamos recorrido los 60 km de nuestra etapa. La llegada al albergue fue un poco más larga de lo esperado. Ya que el buen tiempo atrajo a la capital manchega a un gran número de turistas. Además, sus calles estrechas y rampas pedregosas no son muy cómodas para las bicis (de ahí el título de este post).  Por supuesto todo este recorrido lo hicimos andado y ayudados por las cómodas escaleras mecánicas en una de las entradas al casco antiguo.



En el Alcázar de Toledo




Después de comer, algo muy típico de Toledo como diría José (en un chino), hicimos un poco de turismo acompañados por Adhara, amiga de Tito y ya también del equipo de Km de Bicicleta. Con esta buena compañía continuamos por la noche con  un poco de tapeo antes de irnos a dormir. Al día siguiente nos esperaba un duro día.


 
Junto al río Tajo
Dificultad: 2.6 sobre 5



Mario Valera

lunes, 13 de enero de 2014

"No habrá paz para los motivados"


Hay una canción de Alamedadosoulna que dice: “No por mucho madrugar, amaneces desayunado”. Aunque esto no tiene nada que ver con lo que me dispongo a narrar, no quería pasar la oportunidad de compartirlo con vosotros lectores. Ahora sí, y sin más dilación, paso a relatar mi experiencia durante nuestra última ruta Madrid-Majadahonda. Y viceversa, claro.

Si bien antes de comenzar esta nueva aventura de Kilómetros de bicicleta pensaba que hablaría de los estragos de la Navidad, de los polvorones bajando todavía hacia los talones o demás tópicos de nuevo año, lo ocurrido el pasado sábado hizo que los renglones de mi pluma (sí, soy un clásico) se guiaran por un cauce mucho más diferente. Pero vayamos poco a poco, porque primero hay que contar las sensaciones previas, los preliminares.

Trayecto desde P. Pío a Majadahonda.

Concluida la feliz época de festejos, regalos y reuniones familiares, tocaba ya por fin regresar a la rutina, a las jornadas sabatinas de entrenamiento, a la conquista de nuevos parajes más allá de la asfixiante urbe. No quiero pasar por alto que mis compañeros ya se habían subido a las bicicletas el pasado fin de semana para ir hasta Aranjuez, ruta que espero se repita antes de embarcarnos en el anhelado Camino de Santiago. Pero yo llegaba aquí ansioso de estrenar el año, feliz como un niño con zapatos nuevos por disponer ya de mi recién reparado velocípedo(vulgarmente llamada bicicleta, como diría un buen señor cuyo nombre no recuerdo en la gran “La vida es bella”) Junto a la Casa de Campo me esperaban Jose y Tito, mientras que Mario causaba baja por primera vez desde que comenzáramos los entrenamientos allá por el mes de octubre. Tampoco estaba Miguel, que…bueno tú Miguel si estás leyendo esto, decirte que puedes volver cuando quieras, te echamos de menos. Una vez ya reunidos, nos apretamos las polainas(realmente eran zapatillas de deporte normales, pero ahora que lo escribo me entran ganas de comprarme unas) y pusimos rumbo a nuestro destino. Comenzamos pedaleando con suavidad, mientras charlábamos sobre nuestras cosas y disfrutábamos de la apacible temperatura. Pero, sobre todo, se debía a que no sabíamos muy bien el camino. Tanto es así, que hubo unas primeras vacilaciones sobre qué dirección escoger, pero gracias al buen olfato del siempre orientado Tito Navas, avanzamos los primeros kilómetros sin mayores complicaciones. Poco a poco nos fuimos desperezando y subiendo la marcha. El trazado no era muy propenso para una fluida circulación, pero aun así, nos adaptamos sin problemas e, incluso, sacábamos tiempo para detenernos, tirarnos por alguna rampa y gozar al estilo de Piraña, Javi, Tito y los demás miembros de la panda del amigable Chanquete.

Sobrepasaríamos los dieciséis kilómetros(esta vez ninguno de nosotros llevaba cuentakilómetros) cuando dejamos atrás Aravaca y entramos, de esa manera, en Pozuelo. Fue ahí cuando el destino, el karma, el hermano amargado de Dios, o vete tú a saber que, nos iba a enseñar su ofensivo dedo corazón. Otra vez, para variar. Y es que ya que el carácter de nuestra empresa era más relajado que en otros días, decidimos detenernos en el Decathlon para ojear algunos de esos artículos que sabes que nunca comprarás, pero te hace parecer interesante si los miras, y más si vas enfundado en ropa deportiva, tal y como íbamos nosotros. Tras unos minutos recorriendo los largos pasillos, rodeados de las alegres(y no tan alegres) familias que optan por pasar la mañana del sábado aprovisionando a sus retoños, regresamos ya a las bicicletas. Sin comprar nada, para nuestra desgracia posterior.

De vuelta a Madrid.

Cuando apenas habíamos recortado unos metros, nos introdujimos en una carretera urbana, lo que supone la presencia de varios coches, y que provocó que incrementásemos la velocidad con la intención de pasar ese tramo cuanto antes. Fue ahí cuando la cadena de mi bicicleta tomó la determinación de partirse, intuyendo lo que parecía iba a ser el punto final de mi recorrido por aquel día. Nos detuvimos a tratar de repararla, descubriendo que habían sido los dos eslabones prácticamente nuevos los causantes del cese temporal de la convivencia de mi cadena. Tratamos de solventar el problema entre los tres. Echamos en falta entonces a Mario y su tronchacadenas(que dicho a si puede sonar guarro, pero no) Resignados y cabizbajos andamos en busca de la parada de tren que debería haberme llevado de regreso a casa, donde hubiera llorado y pataleado de humillación. Pero cuando ya oteábamos en la lejanía la parada de Cercanías de Majadahonda, nos topamos con un cartel, que erigido en lo alto, envuelto en un halo resplandeciente(así lo recuerdo yo ahora) nos ofrecía una nueva esperanza. A nosotros, los pobres descarriados. “OTRO DECATHLON”, así anunciaba el cartel. Y entonces, Jose y Tito, en un ejercicio de solidaridad, se lanzaron a recorrer los cuatro kilómetros que nos separaban de aquella tienda deportiva que metaforizaba nuestra tierra prometida, mientras yo me quedaba allí reflexionando en soledad sobre lo ocurrido(aunque al final terminara mirando un punto fijo durante unos cuarenta y cinco minutos)

Regresaron, pero como jamás habrá paz para los motivados, como bien reza el título de este post, no había tronchacadenas, por lo que tuvimos que conformarnos con dos provisionales eslabones, que bastarían para completar el camino de vuelta. No fue fácil engancharlos, a pesar de la ilusionante promesa de “cerrar con facilidad” con la que son promocionados. A pesar de todo, espoleamos de nuevo nuestras bicicletas, deshicimos el camino, y llegamos sanos y salvos a Madrid cuando la luna ya se reflejaba sobre el río Manzanares(mi toque poético)

En definitiva, fueron casi treinta kilómetros, que podían habernos llevado muchísimo menos tiempo del que nos llevó de no ser por las inclemencias de la fortuna. Pero a pesar de eso, se trata de una ruta recomendable, siempre y cuando se tenga bien estudiado el camino. Y, más importante, no se tenga echada encima la cruz de la mala suerte. Y además, según Tito, fue el mejor camino de vuelta que hemos hecho hasta la fecha. Y yo lo que dice Tito, me lo tatúo a fuego en la rabadilla. 

Madrid-Majadahonda, 11 de enero de 2014. Cada vez menos para El Camino de Santiago

Dificultad: 1’5 sobre 5

Antonio Picazo "Pica"


lunes, 9 de diciembre de 2013

Km de bicicleta te trae la "Normativa ciclista en Madrid"

Saludos amigos de la bicicleta, si vais a salir con  vuestra bici por Madrid es aconsejable que conozcáis su normativa y para otros vehículos no motorizado. Tenéis los puntos claves a continuación o en el siguiente link: 



Capítulo 2. Bicicletas y otros vehículos
Artículo 39.
Las bicicletas deberán tener un timbre, y para circular de noche o cuando existan condiciones meteorológicas o ambientales que disminuyan sensiblemente la visibilidad, deberán disponer de los siguientes dispositivos: luz de posición delantera y trasera, catadióptrico trasero, y podrán disponer de catadióptricos en los radios de las ruedas y en los pedales.
En caso de bicicletas que, por construcción, no puedan ser ocupadas por más de una persona, podrán transportar, no obstante, cuando el conductor sea mayor de edad, un menor de hasta siete años, en un asiento adicional, o en un remolque homologado para el transporte de personas, utilizando casco en ambos casos.




Artículo 39 bis.
En la calzada, las bicicletas circularán ocupando la parte central del carril. En las vías con más de un carril circularán siempre por el carril de la derecha. De existir carriles reservados a otros vehículos, circularán en las mismas condiciones por el carril contiguo al reservado, salvo que la señalización permitiera circular por ellos. Si el carril reservado estuviera en zona de pendiente desfavorable donde las bicicletas puedan encontrarse entre los tráficos de autobuses y vehículos en una situación incómoda y peligrosa, los carriles tendrán una sección mínima de 4,5 metros y la circulación de bicicletas se realizará lo más próximo posible a la derecha. Estará prohibida en estos carriles la circulación de varios ciclistas en paralelo.
Las bicicletas sólo podrán circular por el carril de la izquierda si han de realizar un giro a la izquierda.
Las bicicletas en la calzada, disfrutarán y respetarán las prioridades de paso previstas en las normas de tráfico, siempre que no haya una señalización específica en contrario.
Excepcionalmente, y cuando así se indique mediante la señalización específica, estará permitida la circulación de bicicletas en sentido contrario.
En aquellos carriles que se hayan señalizado específicamente con un límite de velocidad máxima de 30Km/h para facilitar la coexistencia de bicicletas y vehículos motorizados, estos últimos habrán de adaptar su velocidad a la de la bicicleta, no permitiéndose los adelantamientos a las bicicletas dentro del mismo carril de circulación.

Artículo 39 ter.
Salvo en las zonas habilitadas al efecto, se prohíbe la circulación de bicicletas por las aceras y demás zonas peatonales.
En aquellas vías o espacios públicos especialmente acondicionados para la circulación de vehículos y peatones en los que los peatones tienen siempre la prioridad, los vehículos deberán adaptarse a la velocidad de los viandantes y no realizarán maniobras negligentes o temerarias que puedan afectar a la seguridad de los peatones o incomodar su circulación o su estancia en el espacio público. En caso de que el vehículo sea una bicicleta, si la distancia entre el ciclista y los peatones no puede ser como mínimo de 1 metro, el ciclista deberá descender de su vehículo y circular andando, de forma que se garantice la seguridad de los peatones.

Artículo 39 quáter.
En las aceras-bici, los peatones tendrán siempre preferencia de paso para atravesarlas transversalmente, debiendo el ciclista, en todo caso, adaptar su velocidad para que los peatones que hayan iniciado el cruce puedan completarlo con seguridad. En cualquier caso, los peatones deberán cerciorarse de que la distancia y velocidad de las bicicletas que se aproximen les permitan cruzar con seguridad.
En los carriles-bici, la prioridad de paso es de las bicicletas, solo se podrán atravesar transversalmente y preferentemente por los pasos de peatones señalizados al efecto. En el caso de atravesar el carril-bici fuera de los mismos, los peatones deberán cerciorarse de que pueden hacerlo sin riesgo ni entorpecimiento indebido.
En el caso de no disponer de semáforo específico, las bicicletas que circulen por un carril-bici o por una acera-bici, deberán respetar los semáforos existentes en la vía.

Artículo 39 quinquies.
En los pasos específicos para ciclistas no semaforizados, éstos tendrán prioridad sobre los demás vehículos, aunque deberán atravesarlos a una velocidad moderada y con precaución para que puedan ser detectados por el resto de vehículos y peatones.


martes, 3 de diciembre de 2013

Pon a punto tu bicicleta con nosotros

El pasado sábado 30 cambiamos la ruta por la puesta a punto. Semanas atrás habíamos tenido bastantes problemas técnicos en los caminos por lo que era hora de un día de reparación, compartiendo nuestros conocimientos técnicos para poder solventar problemas futuros con mayor rapidez.

Para empezar, para una las principales herramientas que debemos llevar encima a la hora de hacer una ruta en bicicleta y más si salimos fuera de la ciudad donde no tenemos mucha comunicación son las siguientes:

Principales herramientas para llevar junto a la bici

Estas herramientas son fáciles de llevar y nos pueden salvar de un apuro, entran en cualquier estuche que usarais en el colegio, instituto, universidad o trabajo. Yo personalmente lo llevo en uno que usaba hace muchos años en el instituto. A estas se les puede sumar todas las que creáis convenientes y que ahora hablaremos un poco de ellas:

-Llave inglesa nº 15: cuando por seguridad llevas tus ruedas con tuercas esta llave es la más indicada para desmontarlas ya que es la medida más estándarizada en bicicletas de 26" si además tiene dos tipos de boquilla mejor ya que podremos hacer diferentes tipos de trabajos con ella. También es la medida estándar de llave para cambiar los pedales de tu bicicleta.

-Desmontadores: pueden ser de hierro o de plástico, normalmente con los de plástico se corre menos peligro ya que los de hierro pueden pellizcar la recámara y pincharla cuando se ha reparado o cambiado por una nueva, Es recomendable siempre llevar un par para hacer palanca con uno y sacarla cubierta con el otro.

-Tronchacadenas: Puede no parecer necesario pero si partes la cadena y no tienes eslabones rápidos seguramente eches mucho de menos este aparato. Su mecanismo es básicamente empujar el bulón de la cadena hasta separar dos fragmentos así como introducir nuevos bulones para unir dos partes

-Bulón: es el elemento que permite unir los eslabones de una cadena, dependiendo del tipo de cadena que se lleve se necesita uno u otro, normalmente las cadenas de 6 a 8 velocidades llevan el mismo tipo de bulón. Prácticamente inútil sin tronchacadenas.

-Eslabón rápido: es bastante útil a la hora de arreglar una cadena rota cuando tienes que seguir en camino o simplemente una manera rápida de quitar y poner la cadena; Al igual que el bulón tiene su tipo de eslabón dependiendo de las velocidades de la cadena.

-Trozo de cadena: no es imprescindible pero siempre viene bien llevar un trozo de una cadena ya que si a la hora de partir la cadena no tenemos ni bulón ni eslabón rápido podemos unir de manera provisional la cadena partida junto al trozo nuevo.

-Llave de casette: no es imprescindible ya que solo sirve para cuando tenemos el casette de piñones desgastado y hay que cambiarlo o tenemos la mala suerte de romperlo en medio de una ruta, pero si no tenemos otro de repuesto será complicado que la usemos.

-Kit de parches: esto puede marcar la diferencia entre un día perdido o no. Llevar un par de parches puede hacer que nuestra ruta continué o que por el contrario tengamos que apañarnos con la rueda pinchada. El inconveniente es que cuando están recién puestos si volvemos a hinchar la rueda puede que se despegue o que si el pinchazo es grande no pueda taparlo.

-Llave multi-herramienta: bastante imprescindible, con una multi-herramienta que te trae varios tamaños de llave allen puedes cambiar la altura del manillar, las zapatas de freno de brake, aflojar cambios y manetas de freno así como con los destornilladores ajustar los cambios y otros ajustes.

Como ya he dicho a estas herramientas se les pueden añadir otras, tales como: recámara, recámara antipinchazos, cable de frenos, cable de cambios, engranaste y un sin fin de cosas que se nos puedan imaginar.

Otra cosa que tenemos que tener en cuenta a la hora de hacer una ruta es el estado en el que se encuentran nuestros neumáticos, ya que un neumático gastado es más propenso a pinchazos, reventones o cortes, una cubierta desgastada no agarra de igual manera por lo que podemos tener percances, normalmente es la rueda delantera la que más sufre el desgaste.

Cubierta en mal estado

Cubierta en buen estado

Cadena nueva
Cadena desgastada
Cadena desgastada
Al igual que la rueda, los frenos son una parte importante de nuestra bicicleta ya que con ellos podemos evitar accidentes y unos frenos no gastados y bien regulados pueden hacer que el tiempo de reacción de la bicicleta sea el adecuado. Los frenos tienen que estar a una altura correcta y nunca tocar la cubierta cuando lo accionemos, tienen que estar pegados sin tocar a la llanta cuando este no este pulsado. También es de vital importancia mirar el estado de los cables del freno ya que un cable doblado o deshilachado hará que la frenada no sea eficaz. 

Otros de los elementos a revisar en nuestra bicicleta son: la cadena y el casette de piñones.  En cuanto a la cadena hay herramientas que miden el desgaste y lo estirada que está que a simple vista no se suele apreciar una cadena gastada puede que se parta en cualquier momento o simplemente provocar la erosión de los piñones hasta el punto de tener que cambiarlos. El casette de piñones es más fácil de detectar cuando hay que cambiarlo, normalmente es cuando al arrancar en bicicleta haciendo esfuerzo, la cadena salta.

Un casette de piñones desgastado aparte de provocar el salto de la cadena, a simple vista se le ve erosionado, los dientes del piñón suelen estar demasiado redondeados por lo que la cadena no agarra lo suficiente.

Casette de piñones desgastado

Estas son algunas de las opciones que recomendamos que observéis a la hora de evaluar el estado de vuestra bicicleta, claro está que no tiene que ser siempre el correcto, todo esto parte de nuestra experiencia en la bicicleta a nivel no profesional.

Muchas gracias y esperamos que os haya servido.

Tito Navas.


viernes, 29 de noviembre de 2013

Siempre llevaré un troncha cadenas: El Monte de El Pardo

Ruta por el monte de El Pardo
Siempre llevaré un troncha cadenas cuando haga una ruta larga. Esto deberíamos haber copiado 100 veces cada uno el sábado 23 de noviembre. Pero ya llegaremos a ello, no adelantemos acontecimientos.

Los entrenamientos en la Casa de Campo empezaban a resultar monótonos así que decidimos buscar nuevas rutas. Y he aquí que me encontré con el Monte de El Pardo. Una zona boscosa de unas 16.000 hectáreas  al norte  de Madrid y a un paso de la estación de Pitis. El Manzanares cruza el bosque creando un paraje  muy bello en el que puedes encontrar múltiples rutas de diversa dificultad. Nosotros elegimos una moderada, aunque creo que no la seguimos bien. 

El embalse de El Pardo era el objetivo de nuestra ruta. El primer inconveniente, pequeño, pero un poco molesto es que parte del bosque está  vallado para la protección de aves, por lo que tuvimos que desviarnos por la Carretera del Pardo durante 1km más o menos. Una vez atraviesas una "puerta" blanca podemos dar por empezada la ruta. 

Comenzamos con un descenso suave pero prolongado, en ocasiones nos tuvimos que bajar de la bici ya que las pendientes se convertían en unas trialeras y decidimos no arriesgar. El sube y baja es constante durante todo el recorrido. Una vez alcanzada la presa, comenzamos la vuelta por unos senderos estrechos al lado del río, sin duda, la mejor parte y más divertida en mi opinión. La dificultad es bastante menor ya que no hay rompe piernas y se disfruta de la bici y de la naturaleza.

Tras la parada para comer en El Pardo continuamos la vuelta por caminos más amplios hacia Madrid. Hacia el final, una vez  pasado el complejo deportivo hockey Somontes vuelven a aparecer varias subidas más duras hasta que vuelves a encontrarte con el muro del comienzo. Tuvimos suerte porque encontramos una apertura más o menos rápido, pero no sé si habrá muchas repartidas por el muro, no me dio esa sensación pero no puedo asegurarlo. Así llegamos a  Fuentelarreina desde donde bajamos a ciudad universitaria y desde allí cada mochuelo a su olivo.

Ahora viene lo divertido, ahora contaré todos los percances (buscados y no buscados) que nos pasaron durante nuestra ruta por El monte de El Pardo.

Comenzamos la ruta con espíritu aventurero pero al poco de pasar por debajo de las vías del tren, mi cadena dio el primer aviso de todo lo que vendría a continuación. Este primer percance me hizo pensar que tendría que abandonar nada más empezar, ya que la cadena se había salido y por alguna razón no quería volver a entrar. Pero por suerte lo solucioné con ayuda de Tito.

Continuamos la ruta, atravesando la puerta blanca y elegimos uno de los múltiples senderos que había. Así llegamos al mirador de Valpalomero I desde donde hay una maravillosa vista de toda la zona.

 En el mirador de Valpalomero 

Reparando bici de Pica
Como mencioné al principio, nuestro objetivo era el Embalse de El Pardo y llegamos a él, pero no de la manera que queríamos. En un cruce de caminos tuvimos que decidirnos y tomamos el camino equivocado. Así, en lugar de acabar con las bonitas vistas que ofrecería el embalse, acabamos con las del cementerio de El Pardo. Durante este camino sufrimos algunos percances, José estaba preocupado porque su bici no frenaba lo suficiente y Pica tenía problemas con su rueda que con el traqueteo del terreno se torcía y rozaba con la bici lo que le frenaba en exceso. Tras varios arreglos, ambos problemas quedaron solucionados.


Tras la pequeña decepción de no ver el embalse nos acercamos al río, a falta de pan... Bordeamos el cauce por un sendero, pero a los pocos metros se acabó en la misma orilla del Manzanares. No sé en qué momento, ni cómo surgió la idea, ni por qué alguien dijo " ¿y por qué no lo cruzamos?" Todo empezó con el postureo, como bien calificó José, de hacernos una foto como si hubiéramos cruzado el Manzanares. 

En el río Manzanares
Pero la tentación iba en aumento y el afán aventurero o la inconsciencia o ambas cosas, aun no lo tengo claro, nos hizo cruzar el charco. Tito iba el primero tanteando el terreno seguido por Pica y Miguel. Mientras José y yo hacíamos fotos y grabábamos  por si inmortalizábamos algún video de primera. A medida que Tito y Pica avanzaban por las piedras, crecía la expectación a nuestro alrededor. Varias personas nos miraban atónitas y se quedaron a ver el espectáculo, esperando sin duda algún remojón. 

Aunque Tito intentó reconstruir el camino con piedras no pudo evitar mojarse los pies, al igual que Pica. Asique de perdidos al río terminaron de cruzarlo por el agua, olvidándose de las piedras. Este es el momento de decir que la profundidad en este tramo es de apenas 15cm. Visto que era imposible cruzar sin empaparse los pies, Miguel tomó la decisión más acertada en mi opinión (aquí hay controversias dentro del grupo) de cruzar descalzo. ¿Se congeló los pies? Sí. ¿Sus maldiciones se oían desde el otro lado del monte? Puede ser (las de José también y llevaba las deportivas) Pero mientras los demás continuamos el camino con los pies húmedos, él los llevaba secos y eso no tiene precio.

Cruzando el río Manzanares
Llegamos a El Pardo para comer y como empieza a ser ya una costumbre, tras llenar el estómago, se levantó un viento bastante frío. Para que no nos ocurriera lo mismo que en la etapa de Manzanares el Real, comenzamos rápido la vuelta. Pero no iba a ser tan fácil. En el tramo que mejor ritmo llevábamos, menor dificultad había y nos veíamos en casa poco tiempo, pinché.  Suerte que Miguel llevaba cámara de repuesto y no tuvimos que parchear, hecho que nos hubiera llevado más tiempo. Pero aún faltaba lo peor, faltaba que ocurriera lo que ha dado título a este post.

Tras llegar al centro deportivo hockey Somontes, tuvimos que cruzar la carretera de El Pardo, ya que como descubrimos durante el recorrido muchos caminos acaban en verjas y muros o en su defecto en el Manzanares. A partir de aquí comienzan nuevamente algunas subidas potentes, pero las íbamos pasando. El sol empezaba a descender rápidamente y no queríamos quedarnos a oscuras en mitad del monte pero entonces ocurrió. Nada más cruzar la M-40 la cadena de Pica no pudo más y se partió. He de reconocer que en ese momento me reí, ¿Qué más podía pasarnos en un día?

Buscamos sin éxito el eslabón de la cadena que había saltado. Tito tenía uno de repuesto, pero sin troncha cadenas no había nada que hacer. Cada vez había menos luz así que tuvimos que abandonar a Pica a su suerte... jajaja. Es broma. Continuamos  a pie lo que quedaba de camino, tan solo subíamos a la bici en los descensos para avanzar. Al final llegamos al muro cómo he dicho antes y por suerte encontramos una apertura que nos devolvió a la civilización.

Dificultad: 3,2 sobre 5

Mario Valera