Toledo no es ciudad para bicis (II)
La vuelta se presentaba complicada
como ya habíamos supuesto el día anterior. Por la mañana antes de partir
tuvimos que hacer una parada en una farmacia para comprar crema solar ya que el
día anterior Tito y sobre todo Antonio se habían quemado. Estamos en Marzo pero
¡cómo calienta el Sol!
Tras esta precaución algo tardía emprendimos el
regreso a casa.
El camino de tierra hasta Bargas
resultó tan divertido como la ida, hasta que se produjo otro “incidente” esta
vez a mí. La caída fue muy tonta y las consecuencias casi inexistentes, lo que
más rabia me dio fue que se me rompieron ligeramente las mayas que apenas
tenían un par de semanas.
Los primeros kilómetros por
carreteras eran fáciles, está vez Bargas tocaba cuesta abajo. La primera subida
se encontraba antes de llegar a Yunclillos y como no hay tres sin cuatro, volví
a pinchar. Sí otra vez, no gano para parches y cámaras de repuesto. Este
percance nos retrasó considerablemente. Tito y Antonio nos esperaban ya en
Yunclillos porque en las subidas es imposible no separarse. Y José y yo que no
somos muy duchos en estos menesteres nos demoramos más de lo debido en el
cambio de cámara.
Este parón justo antes de la zona
con mayor desnivel, nos enfrió haciendo ese tramo más duro y nos desanimamos un poco. Pero pronto
recuperamos las energías cuando paramos a comer y comprobamos que ya habíamos
recorrido más de la mitad del trayecto de vuelta. El último tramo fue más
llevadero, aunque el tráfico aumentaba y eso siempre incomoda un poco.
Es cierto que aun debemos seguir
entrenando para aguantar varios días seguidos en bici. Pero los objetivos
fueron superados ampliamente. Ida y vuelta a Toledo en dos días y un fin de
semana muy divertido y en buena compañía. Santiago nos espera.
Selfie en Toledo
Posdata: He
escrito estos dos post con un dedo dormido.
Dificultad: 3.6 sobre 5