lunes, 25 de noviembre de 2013

Prueba vital: Vueltas en Casa de Campo


Llegó el día esperado, después de varias quedadas en las que no pudimos estar los cinco, el 19 de octubre nos reunimos para comprobar si estábamos preparados para poder hacer la siguiente semana el Anillo Verde; por primera vez en el caso de unos y por segunda vez en el caso de otros.


El escenario: la Casa de campo de Madrid, un lugar pintoresco con diferentes tipos de terreno e infinidad de combinación en las rutas, lugar idóneo donde aprender a montar en bici, dar un paseo o entrenar con pocos kilómetros. Nosotros elegimos una ruta más terrestre que de asfalto, queríamos poner a prueba nuestra resistencia en una de las rutas que bordean el pulmón de Madrid.

Ruta principal y secundaria de Casa de campo

Cada vuelta tiene un total de unos 15km aproximadamente por lo que es recomendable realizar más de tres para un ejercicio completo de fuerza y resistencia. La ruta principal está marcada en verde en el mapa y una ruta secundaria con la mitad de kilómetros en amarillo.

El inicio de nuestra ruta empieza en la entrada que hay en Madrid Río hacia la Casa de campo, una vez cruzada una fuente empieza un camino de asfalto hasta llegar a una barrera que prohíbe el paso a los vehículos motorizados. Para poder cruzar el Lago  de la Casa de campo sin tener que ir en dirección contraria por la carretera, se accede a un camino de tierra al otro lado de un puente en ruinas a la altura de la barrera.

Camino de tierra al lado del puente en ruinas
Una vez ahí circula por un pequeño valle que discurre paralelo a la carretera pero a una altura inferior una vez terminado el camino de tierra se llega a una glorieta a la altura del metro de Lago, esta es la última vez que se tiene contacto con vehículos motorizados. Siguiendo de frente pasando la glorieta existe un camino asfaltado que llega hasta el final de la casa de campo, pero esta ruta discurre paralela al asfalto por un camino de tierra que linda con el Arroyo de Meaques, ahí se aprecia un paisaje arbolado con subidas y bajadas mínimas que hacen muy placentero el camino. Pasados unos dos kilómetros se puede observar que a la izquierda está el Parque de Atracciones de Madrid en el que se pueden escuchar los gritos en las atracciones. Seguidamente y una vez pasado el parque, se cruza por un puente que nos acerca a la ruta del Anillo Verde y que pasa por el Zoo Acuarium de Madrid dejándolo a la derecha.

La ruta continua de frente discurriendo al lado del arroyo hasta el punto en el que empezamos a ver la tapia de la Casa de campo que da la opción de girar a la derecha y cruzar un puente y donde hay una plazoleta con un olivo en medio. A partir de ahí, la ruta vuelve a continuar todo recto pegada al muro, esta parte nosotros la llamamos coloquialmente “El Rompepiernas” básicamente porque es un tramo de unas siete cuestas hacia arriba muy pronunciadas por camino de tierra, hay que destacar una de ellas que es la que hay antes de llegar al aparcamiento que hay en la Puerta de Rodajos. Pero no todo son cuestas arriba, después de la Puerta de Somosaguas comienza una de las mejores bajadas de la Casa de campo hasta el Portillo de Pinos, donde después continua por la carretera del Teleférico pasando por el Pinar de las siete Hermanas y desde ahí sin pérdida hasta llegar de nuevo al lago.

Arroyo de Meaques
La ruta más corta parte del mismo sitio, pero por el camino asfaltado hasta llegar a la glorieta de la encina, donde continúa hacia la derecha hasta entrar en un camino de tierra donde más adelante nos encontramos rodeados de pinos. También pasa por el monumento al Sagrado corazón de Jesús un lugar con encanto donde hay un pequeño jardín y donde los pájaros comen de tu mano. Una vez pasado el monumento el camino llega al Portillo de pinos donde vuelve a ser el mismo camino que la ruta principal.

Una vez contado sobre la ruta ahora toca hablar sobre mi experiencia en ella:

Empezamos con muchas ganas la ruta, ya la habíamos hecho cuatro de nosotros pero nos faltaba Pica que se incorporaba por primera vez, salimos desde nuestro punto de parida habitual en el Puente del Rey  en la entrada a la Casa de campo de Madrid Río.

Una vez puestos en marcha empezamos a pedalear fuerte, pero enseguida íbamos a tener el primer contratiempo, al minuto de empezar, intentando evitar a los transeúntes del parque, nos subimos con las bicicletas a un camino de tierra al lado del asfalto con la mala suerte de que Mario no tomó bien la entrada al camino lo que hizo que su rueda pellizcara y patinara tirándole al suelo. Mario se resistió a caerse pero después de varios saltos e intentos de mantener el equilibrio cayó, unos instantes un tanto agobiantes ya que la gente se acercó a ver lo sucedido así como una patrulla de policía en moto que nos ofreció ayuda.

Después de un tiempo de recuperación y de curar sus heridas (desde ese momento decidimos usar siempre el casco y llevar botiquín) continuamos con nuestra ruta, con un ritmo bastante bueno pero con un comienzo así no auguraba un buen final.

Éramos conscientes de que el “Rompepiernas” estaba por llegar así que de uno en uno fuimos cruzando las subidas hasta llegar al primer descanso en el aparcamiento de la puerta de Rodajos pero el plan que nos tenía preparado el destino ese día no iba a terminar, así que al incidente mencionado, había que sumarle un segundo, al final de la cuesta antes mencionada, José no creía que pudiese aguantar una vuelta más y el problema era que no había desayunado por lo que se le agotaban las fuerzas.

Pasados unos minutos de recuperación para José continuamos con nuestra ruta prevista hasta completar la segunda vuelta, pero de nuevo otro infortunio aparecía: 

Antes de llegar a la altura del parque de atracciones, hay una zona junto al arroyo en la que se pueden hacer saltos en bicicleta así como algunas bajadas y subidas divertidas. Como ya lo habíamos probado una vez, decidimos volver para que Pica lo viera, yo iba primero seguido de Miguel, pasamos la primera sin problemas, la segunda igual, pero me decidí a probar una tercera mucho más empinada donde me dio un poco de impresión pero que la pude solventar, Miguel también quiso probar pero con la mala suerte de que solo le funcionaba el freno delantero, lo accionó e hizo una yegua cayendo al suelo. Con palabras que suele usar Miguel podríamos describirlo como una situación bastante “Grotesca”.

Volvíamos a echar en falta el botiquín y volvíamos a echar en falta el casco, era un caso excepcional, nunca había pasado esto y tan de seguido, pero habíamos ido a entrenar y Mario  con su abdomen bastante raspado y Miguel con su rodilla y mano de igual manera, sacaron fuerza de voluntad y seguimos el entrenamiento.

Vistas de Casa de campo y Madrid desde el Teleférico


Kilómetro a kilómetro fuimos avanzando pero ya por la ruta secundaria para evitarnos por tercera vez el “Rompepiernas” sabiendo el estado en el que se encontraban los heridos.

Fue una ruta para que nos diésemos cuenta de los problemas que nos pueden surgir, un día para aprender, y que mejor que pasara en entrenamiento que en el Anillo Verde o el Camino de Santiago. Unos 35-40 km en total que como ya he dicho sirvieron de experiencia futura pero que aún así estábamos dispuestos a hacer el Anillo Verde el siguiente sábado.

ESCALA DE DIFICULTAD (SOBRE 5): 2.3


Tito Navas




No hay comentarios:

Publicar un comentario